La negociación ramal, multinivel o sectorial, es una práctica común en la mayoría de los países desarrollados para establecer pisos mínimos salariales y de condiciones laborales. Este mecanismo cuenta con la participación de las organizaciones más representativas de trabajadores y trabajadoras y empleadores, como la Central Unitaria de Trabajadores/as (CUT) y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), representando a las y los trabajadores y empleadores de cada sector económico del país.
Es importante destacar que la negociación ramal no fija salarios de manera directa. En cambio, establece pisos mínimos de sueldos y crea políticas salariales para cada sector, sin reemplazar la negociación colectiva dentro de cada empresa. Este tipo de negociación contribuye a mejorar las relaciones laborales y a evitar conflictos como la huelga, promoviendo la mejora de sueldos y las condiciones de salud y seguridad en el trabajo.
La negociación ramal también evita la competencia desleal entre empresas, impidiendo que estas bajen sus precios reduciendo el sueldo de sus trabajadores y trabajadoras. Además, fomenta la innovación y las mejoras en productividad e inversiones necesarias por parte de las empresas.
Contrario a la creencia popular, la negociación ramal no perjudica a las PYMES. Existen mecanismos de descuelgue para aquellas que, en determinado momento, no cuenten con las condiciones económicas para ser parte del acuerdo.
En resumen, la negociación ramal es beneficiosa para las y los trabajadores, mejorando sus sueldos y condiciones de trabajo. No destruye la economía ni genera desempleo. Es por esta razón que los 16 países más productivos de la OCDE utilizan este mecanismo. Hoy, Chile necesita implementar la negociación ramal para avanzar hacia un futuro laboral más justo y equitativo.