“Durante estas semanas nos hemos visto obligadas a seguir con nuestras labores en comunas del Sector Oriente de Santiago, donde se han registrado el mayor número de casos de personas infectadas. A nadie le ha importado que crucemos Santiago en un transporte público donde la infección es una posibilidad cierta (…) nadie se ha preocupado porque nuestros/as empleadores/as nos obligan a cumplir los horarios de trabajo por la mitad del sueldo aun sabiendo que nos quedaremos sin movilización por el toque de queda”.
Este es otro de los rostros más amargos del mundo laboral que deja en evidencia, una vez más, la fragilidad de la legislación vigente en materia de protección del empleo y salarios. La cruda realidad que están viviendo cientos de trabajadoras puertas adentro -a quienes, incluso: “…se les ha impedido ver a sus hijos/as porque las familias con las que trabajan temen que no volvamos a tiempo para servirlos/as”-no es más que el reflejo de la inestabilidad laboral de este sector de trabajadorespues producto de la propagación del Coronavirus en el país: “…nuevamente nos da una bofetada en la cara, la precariedad de las condiciones en que desarrollamos nuestra labor (…) No podemos vivir en un país donde hay vidas de primera y segunda clase y el Estado no puede ser cómplice de esta espantosa desigualdad y violación a los derechos humanos”.
Así queda consignado en una declaración pública delSindicato Nacional Unitario Interempresa de Trabajadoras y Trabajadores de Casa Particular y Afines, Sinducap: “…nuestro trabajo no puede realizarse a través de teletrabajo y la precariedad laboral no nos permite negociar ausencias o rebajas en nuestros horarios. En muchas ocasiones nos vemos obligadas a aceptar en silencio lo que deciden nuestros jefes/as”, sintetizando de esta forma, el drama humano que viven en estos días, justo cuando se celebró el pasado 30 de marzo el “Día Internacional de la Trabajadora de Casa Particular” (decretado en el año 1988 en el marco del primer gran Congreso de Trabajadoras del Hogar realizado en Colombia)
Es por ello que exigen al Estado garantizar en este contexto de emergencia sanitaria “…el resguardo de nuestra salud física y psicológica, además que nos brinde seguridad de que recibiremos nuestro sueldo los meses que dure esta pandemia”. Asimismo, formularon un llamado a las ministras del Trabajo y Previsión Social y a la de cartera de la Mujer y Equidad: “…para que tomen cartas en el asunto avanzando en la protección de los derechos de las trabajadoras de casa particular”.
Emilia Solís, presidenta del Sinducap, al entregar más detalles de los abusos hizo un sentido llamado a las autoridades y a sus empleadores: “…que sean compasivos con las trabajadoras, que tengan humanidad porque eso es lo que se necesita en estos momentos”.
Sobre las acciones que están realizando para revertir este flagelo, Solís dijo que también están haciendo gestiones con organizaciones internacionales puesto que son similares los problemas que están impactando a este sector de trabajadoras y trabajadores en este escenario de pandemia mundial.
Carmen Rodríguez, del grupo de apoyo de trabajadoras migrantes de casas particulares también denunció arbitrariedades tales como: “…muchos empleadores están mandando de vacaciones sin disfrute de sueldo”.