La noticia de la alta variación del IPC de enero, de un 1,2%, generó señales de alerta de los encargados de dos instancias de la CUT, que alertan sobre un escenario complejo que afectará en lo inmediato y a mediano plazo a la gran mayoría de las y los trabajadores.
La secretaria de la ramal de Bancos y Servicios Financieros de la CUT, Andrea Marchant, llama la atención respecto del proceso inflacionario como un fenómeno mundial, que está causando inseguridad alimentaria en Gran Bretaña, que tiene a Estados Unidos con un aumento del IPC anual de 7,5 por ciento, el más alto desde 1982.
“En Chile, este fenómeno comenzó en plena pandemia y la preocupación es diaria: tenemos un IPC de los últimos 12 meses de un 7,7% y, en enero, el aumento fue de 1,2%, muy por sobre el 0,5% esperado”, sostuvo Andrea Marchant, quien destaca que este fenómeno golpea fuerte a la gran mayoría de las familias.
Según puntualiza, “al 80 por ciento de las y los trabajadores en Chile no se le reajusta el sueldo por IPC, ya que no tienen contratos colectivos que obliguen a las empresas a hacerlo. De ahí, además, la importancia de fortalecer la sindicalización –hoy de un 20 por ciento de los trabajadores- para avanzar en una defensa efectiva del poder adquisitivo de los salarios”.
El secretario de Desempleo, Informalidad y Temporalidad de la CUT, Álvaro Díaz, manifestó su preocupación en el alza de precios de los alimentos, “ya que de los 76 productos que se miden en esta categoría, 63 sufrieron alzas en sus precios”.
“Los principales afectados por este índice en particular son las familias de menores recursos que destinan la mayor parte de sus ingresos a los bienes que componen esta división. Hay autores que señalan que, si bien en Chile es difícil hablar de desnutrición, no lo es hablar de malnutrición, con los efectos perjudiciales que esto conlleva en el desarrollo mental y físico de las y los afectados”, sostiene Álvaro Díaz.
Multiplicación del Impacto
Ambos consejeros nacionales de la CUT comparten la preocupación adicional por fenómenos que convergen a hacer más difícil y compleja la vida de las familias, en particular, las más vulnerables.
“Con la variación del Índice de Precios al Consumidor se calculan también los reajustes de algunos servicios básicos, de los arriendos, de la UF y la UTM. Así, para la gran mayoría, el salario pierde valor para comprar bienes básicos, pero además se incrementan los gastos y el pago de deudas”, dice Álvaro Díaz.
Andrea Marchant agrega: “Si frente a esta situación el Banco Central continúa aumentando las tasas de interés, el panorama es cada vez peor, porque las familias que no disponen de salarios que les permitan llega a fin de mes, se van a endeudar con créditos cada vez más caros y ahí se genera un nuevo impacto inflacionario”.
“Este no es un fenómeno sólo chileno, sino que mundial, que nos llama la atención respecto de algo que no funciona bien y que debemos mirar con detención si no queremos aumentar la pobreza”, dice Andrea Marchant. Y Álvaro Díaz concluye: “Tenemos que cuestionar los paradigmas de la economía que en Chile está llevando a una concentración de la riqueza, en clara contradicción con el bienestar de las grandes mayorías”.