Al contrario de lo que asegura el Gobierno con su proyecto de flexibilidad laboral, los trabajadores de este sector nunca pudieron negociar en igualdad de condiciones con sus empleadores materias tan básicas como, por ejemplo, el derecho a usar los servicios higiénicos cada vez que lo necesitaban sin que por ello se les descontara de sus remuneraciones el tiempo que ocupaban en estos menesteres.
Por esto, no les quedo más que recurrir al Parlamento. Y, justamente, gracias a la constancia del movimiento sindical de trabajadores de Call Center quienes venían empujando el proyecto desde hace más de 7 años en el Congreso, a contar de este 1° de septiembre, entró a regir la “Ley N° 21.142 que incorpora en el Código del Trabajo el Contrato de Teleoperadores”.
Tamara Muñoz, dirigente de la Federación de Trabajadores de Call Center (Fetracall) y vicepresidenta de Relaciones Internacionales de la CUT, celebró este hito histórico para los más de 150 mil trabajadores del sector, en su mayoría mujeres.
La dirigente, explicó los principales alcances de la Ley que apuntan a mejorar las condiciones de las teleoperadoras(es) en términos de tener claridad no solo sobre sus remuneraciones fija-variables también de los sistemas de turnos.
Además el cuerpo legislativo regula los tiempos de descanso como el establecimiento de pausas entre llamada y llamada que deben atender.
Y resulta insólito que, en pleno Siglo XXI, se tenga que explicitar que el ejercicio de un derecho tan básico –en este caso de tipo biológico generalmente- no debe ser castigado con la merma en sus sueldos. El derecho sagrado de ir al baño cuando lo requiera el trabajador(a) quedó consagrado en el Artículo 152 C de esta nueva Ley. Allí se establece, explícitamente, que las interrupciones destinadas “para que los trabajadores acudan a los servicios higiénicos, no podrán significar en ningún caso un menoscabo a sus remuneraciones y se considerarán trabajados para todos los efectos legales”. Situaciones de tanta precariedad tienen relación con la llamada “adherencia”, es decir con el tiempo que el trabajador está conectado al teléfono atendiendo a usuarios. Hasta antes de esta ley, cada vez que se “desconectaban” del teléfono para ir al servicio higiénico, eran minutos que se iban sumando y que al final de mes eran descontados de las horas trabajadas.
Muñoz, dijo que este es un ejemplo de la falacia del Gobierno cuando quiere convencer al país que los trabajadores pueden negociar en igualdad de condiciones, asegurando que en este sector siempre se intentó negociar estos aspectos con los empleadores pero nunca llegaron a buen puerto: “muchas veces se trató de conciliar con los empleadores pero no se consiguió”.