COVID-19 pone a prueba los límites de la ambición y solidaridad de los súper ricos del país y del mundo

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Un impuesto de tan solo el 2,5% a la fortuna del 0,1% de las personas más ricas del país, podría recaudar US$6.250 millones. Pero no solo en Chile se abrió el debate de cómo las grandes fortunas del mundo pueden ayudar a aumentar el gasto fiscal de los países para solventar las medidas de emergencia destinadas a mitigar las devastadoras consecuencias socioeconómicas derivadas de la crisis sanitaria que golpean, dramáticamente, a los trabajadores y trabajadoras.

Algunas naciones de Europa y América Latina están evaluando establecer algún tipo de tributo extraordinario repitiéndose la idea de un “impuesto solidario”. La mayoría, apuntando al gravamen de las fortunas personales de los más ricos y no elevar el de las empresas o el de consumo. Muy pocos, eso sí, son los países que ya tienen incluido en su sistema impositivo, un impuesto al patrimonio o la riqueza. Chile lo tuvo desde el año 1968 hasta 1974, cuando la dictadura militar lo eliminó.

De acuerdo a los expertos, los súper ricos del mundo no quieren este impuesto que grava directamente sus fortunas personales –todos los activos de una persona, no solamente sus ingresos, sus acciones en la bolsa, yates, propiedades, joyas, etcétera – porque incidiría en el ritmo de acumulación de riqueza, aunque los grandes billonarios, esgrimiendo el típico argumento del miedo, aseguran oponerse porque iría en desmedro de la inversión y de la creación de empleo.

En Chile, Andrónico Luksic, uno de los multimillonarios de este país, al poco de iniciadas las masivas protestas sociales de octubre 2019, envió una carta a los medios de comunicación que tituló: “Ayudemos a pagar la cuenta”, haciéndose cargo de alguna manera de las causas del gran malestar social.  Allí planteó: ¿Quieren discutir de ese impuesto al patrimonio? Perfecto, ningún problema. Abrámonos a evaluar todas las alternativas” aunque con condiciones sobre cómo debe ser la gestión estatal de estos recursos y colocando sobre la mesa solo un gravamen del 1%.

Así que señor Luksic, si usted y todo el selecto grupo de los híper ricos del país, quisieran ahora ayudar a pagar la cuenta de esta crisis sanitaria, aceptando un gravamen de tan solo 2,5% (sobre el total del patrimonio del 0,1% más rico) el Estado podría recaudar 6.250 millones de dólares, monto equivalente al 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB)

Ese es el cálculo estimativo que hace el economista y encargado del Programa de Políticas Públicas (PPP) de la Fundación Instituto de Estudios Laborales (FIEL) Fernando Carmona, señalando que la idea de este tributo a la riqueza ha ido escalando a nivel mundial sosteniéndose sobre un argumento de toda lógica dada la encrucijada económica en la que se encuentra la humanidad: “…las personas más ricas de los países debieran imponer en una tasa mayor, de manera de ayudar a la mayor parte de la población que va a quedar sin empleo o con muy bajas remuneraciones o sin ingresos (…)

La idea, explicó Carmona, es aplicar un impuesto del 2,5% a los súper ricos de Chile: “…sobre el total de su patrimonio, que lo tenemos avaluado en algo así como 250 mil millones de dólares”, monto, precisó que equivale a: “…casi el PIB entero del país”.

En ese cálculo, puntualizó aún más: “…casi todo lo que produce este país en un año, está acumulado en las principales fortunas del país. Estas son 5.840 personas que con suerte significan el 0,1% de las familias chilenas”. Es por ello que afirmó: “Hoy día que los súper ricos entreguen parte de su patrimonio para el bienestar de toda la población, no solo es algo importante desde el punto de vista del alivio a la pobreza, sino que es de total justicia social. Es imposible soportar el aumento de la concentración de la riqueza en uno de los países más desiguales del mundo”.

Y dentro de los billonarios incluidos en el internacional Ranking Forbes que mide las fortunas de los multimillonarios del planeta, está incluido el Presidente Sebastián Piñera, cuyo patrimonio no se vio reducido en el 2019, siendo así que sigue apareciendo con una fortuna de 2.800 millones de dólares, ocupando el puesto n° 804 a nivel mundial.

El PPP, elaboró justamente un documento donde expone con detalles la propuesta del “Impuesto a las grandes fortunas del país”, argumentando que el sistema impositivo tiene herramientas para disminuir las brechas de desigualdad en la distribución de la riqueza de un país; riqueza que, nunca hay que olvidar, produce en conjunto toda la población, pero que, en el caso de Chile, el 72% de ella queda en manos del 20% más rico y el 20% de los más pobres no recibe ningún pedazo de la torta.

En el documento se especifica que: “Un impuesto dirigido al 0,1% más rico del país, de un total del 2,5% podría dejar ingresos por US$6.250 millones, es decir un 2,5% del PIB y 3,1 veces más que el presupuesto que reasignó el Gobierno para las familias más pobres. Recursos más que suficientes para pagar la Renta Básica Universal de emergencia calculada por la Fundación FIEL, que podría llegar a más de 10.000.000 millones de chilenos y entregarles rentas equivalentes a la ´línea de la pobreza´ durante seis meses”.

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